Ejemplo: «Le dije: "General, ningún problema. Cuando usted quiera hablar conmigo, le avisa a mi jefe de gabinete y lo recibo en mi casa, a las 8 de la mañana, si quiere. No hay rocha. Nadie va a saber. Y así lo empecé a recibir muy a menudo en mi casa. En los cuatro años de mi Presidencia, me reuní unas 20 veces con el general Pinochet, la mitad o más de las veces en mi casa.» (El poder de la paradoja: 14 lecciones políticas de la vida de Patricio Aylwin. Escrito por Patricio Aylwin Azócar, Serrano Pérez Serrano, Ascanio Cavallo. Editado por Grupo Editorial Norma, 01/01/2006. Página 153 [1])