"se hizo un silencio íntimo en el carro y oímos, bien claro, fuera, unos golpes en alguna puerta y Las Capellas pensaron que era su madre que llamaba la atención, pero se extrañaron porque su madre es muy chévere". Cabrera Infante, Guillermo (1967) Tres tristes tigres. Barcelona: Seix Barral, p. 288
"ella era una trigueña clara, con sus nalguitas chéveres y sus teticas de postín, sin ñáñaras en las piernas ni en la cara, y la consideraban mucho y le preguntaban cómo va la hija de Tonongo, que era el nombre de su papá, y ella decía que bien." Vergés, Pedro (1981 [1980]) Sólo cenizas hallarás. Barcelona: Destino, p. 43
"Son nadadores de San Juan que nos visitan todos los años, debemos portarnos chévere con ellos." Rodríguez Juliá, Edgardo (1989) El cruce de la bahía de Guánica. Río Piedras: Cultural, p. 34
"Un chévere legítimo del Luyano, retinto y esbelto, con una camisa de mariposas pintadas y zapatos de charol con tacones de bailarín andaluz, había tratado de entrar al revés por la puerta de vidrios giratorios del Hotel Riviera". García Márquez, Gabriel (1999 [1978]) Por la libre, 1974-1995. Barcelona: Mondadori, p. 226 [3]
↑Prieto, Luis (1994) “Afronegrismos en el léxico de la prensa de Santiago de Chile”. En: Boletín de filología, 15:103 [1]
↑Rosales Cueva, José Horacio (2006) Représentations de la cultura de soi et de la culture de l'autre dans le discurs éducatif universitaire en Colombie. Limoges: Université de Limoges, p. 250 [2]