"Había que estar enfermo del chape para continuar embalado echando la choreada. Los aviones de guerra dejaron la tendaladade un paraguazo. Un negro curiche que disparaba como loco dijo que ahora nos darían huaraca a nosotros y que lo más atinado era prepararse para ahuecar el ala. Todos nos encontrábamos profundamente impresionados, adivinando lo peor en el interior del palacio. " (La ruta del esqueleto por Ricardo E. Rodríguez. Página 22 "la+choreada"&hl=en)