Es una palabra en desuso que significa fechoría, actos propios de un malhechor. Se usaba habitualmente en la Edad Media como sinónimo de delito, sin que oficialmente se asigne a un contexto social o a un estamento determinado. Aparece, por primera vez, en algunos poemas de Gonzalo de Berceo (siglo XIII) y todavía se mantiene en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.
2
En términos muy estrictos es posible asignar las malfetrías a los abusos señoriales en el Régimen Feudal apareciendo el concepto de malhechor feudal, es decir, un caballero que roba, mata y avasalla especialmente a los campesinos, que son siempre los más perjudicados. Los malechores feudales son caudillos que, amparados en su posición privilegiada, crean auténticos batallones dedicados a todo tipo de tropelías.
↑Se han detectado posibles prefijos semánticos en la palabra. De ser así, es posible que haya varias divisiones válidas como ocurre en el caso de transatlántico (tran-sat-lán-ti-co o trans-at-lán-ti-co, incluso tran-sa-tlán-ti-co) o subrayar (su-bra-yar o sub-ra-yar) [1]. Por motivos técnicos, en estas situaciones sólo se mostrará la división fonética y no la división léxica o semántica, aunque se recomienda preferir esta última para el lenguaje escrito. Más información.