Momento de la misa, en la cual, antes de consagrar, el sacerdote ofrece a Dios la hostia y el vino del cáliz,2 y también se recolecta el dinero.
Ejemplo:
"Cuando al ofertorio estábamos, ninguna blanca en la concha caía que no era de él registrada. Él un ojo tenía en la gente y el otro en mis manos. Bailábanle los ojos en el casco como si fueran de azogue. Cuantas blancas ofrecían tenía por cuenta; y acabado el ofrecer, luego me quitaba la concha y la ponía sobre el altar." Anónimo (1987 [1554]). El Lazarillo de Tormes. Revista VEA, 40,41.
2 Religión
Antífona que dice el sacerdote antes de ofrecer la hostia y el cáliz.2
↑Desde 1999 se recomienda considerar siempre diptongo, a efectos de acentuación gráfica, la combinación entre vocales cerradas “átonas” (/iu/, /ui/), o entre vocales cerradas con vocales abiertas ambas “átonas” (/ua/, /ei/, /io/, etc.). Esta recomendación se transforma en prescripción a partir de la reforma ortográfica de 2010, por lo que muchas palabras que se podían escribir con hiato deberán escribirse en diptongo. No obstante, esto no implica una proscripción en la pronunciación. Más información.