no hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague: Reprende la imprudencia del que promete hacer una cosa de difícil ejecución, fiado sólo en lo largo del plazo que toma para ello, porque últimamente llega y le es preciso cumplir su promesa. También se aplica al que, alentado con la impunidad, persevera y se obstina en la depravado.1