Cualquiera, por humilde que sea, en la medida de sus posibilidades, con perseverancia, logra grandes metas.
Ejemplo: Que quede claro desde el principio que abomino de las éticas utópicas que algunos filósofos, líderes religiosos o revolucionarios sociales han propugnado, desconociendo lo que somos los seres humanos y las fuerzas reales limitadas que tenemos. Pero fuerzas que son suficientes para poner en marcha el dicho popular: «poco a poco hila la vieja el copo». (Enrique Magdalena Manrique: ¿Qué nos falta para ser felices? Un nuevo modo de pensar y de vivir, 2002, obtenido del CREA [cons. 26/02/2006].)
Referida en: Aparece ya en el Libro de refranes y sentencias de mosén Pedro Vallés, Zaragoza, 1549. También lo recogen Hernán Núñez y Correas.