Del latín silva ("bosque"), de origen incierto, asociado erróneamente por los antiguos al griego ὕλη (hýlē)1, y más modernamente remitido al protoindoeuropeo *widʰu- ("árbol; madera").2 Compárese el catalán selva, el italiano selva o el portugués selva, así como, para el etimo indoeuropeo, el inglés wood.
"Y partiendo de Athenas entraron en la mar, a dó ovieron buen viage y arribaron en tierra do Tereo con Filomena se apartó de la gente suya a una spantable y inhabitable selva de fieras bestias salvajes donde, ciego y gravemente apremiado del amor, forzó a su cuñada, corrunpiendo su limpia virginidad." de Lucena, Luis (1954 [1495]) Repetición de amores. Chapel Hill, NC: University of North Carolina Press, p. 52
"¿Qué bosque o selva umbrosa / no fue de nuestra caza fatigada?" de la Vega, Garcilaso (1985 [1536]) Poesías castellanas completas. Madrid: Castalia, p. 141
"Para entrar tan debidamente en la tan enmarañada selva de las teologías que se dicen sobre las cosas de Hércules, habemos de cobrar pía afeción con ellas y hacer cuenta que nunca vivió en el mundo tal hombre". de Pineda, Juan (1964 [1589]) Diálogos familiares de la agricultura cristiana. Madrid: Atlas, t. II, p.