«—¡Eso espero! Con solo olerlo ya me quiero matar. —Danielín, [...] ¿me vas a decir que no tenés los huevos para ver un tereso?» Oyola, Leandro (2008). Santería. Buenos Aires: Negro Absoluto, pág. 101. ISBN 978-9872-42612-5.
«[...] se la pasa ladrando toda la noche y no deja dormir a nadie, después la mocosa de la dueña la saca a mi vereda y me caga cada baldosa ¿y usted se cree que la muy cogotuda se agacha para levantar un tereso?» Lauberge, Claudio (2013). Mi vida Leclesiana. Buenos Aires: Dunken, pág. 164. ISBN 978-987-02-6733-1.