En campos despoblados, algo mejoradas ya por el pisoteo del yeguarizo y del vacuno, con tal que contengan algunas extensiones de pasto tierno, siquiera en las partes bajas, prosperan las ovejas a las mil maravillasGodofredo Daireaux. Recuerdos de un hacendado. Página 69. Editorial: RED. Buenos Aires, 2007.