Por una anécdota atribuída a Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, que ridiculizó a Fernando el Católico cuando éste le pidió cuentas de los gastos incurridos durante la campaña de Nápoles. Fernandez le contestó mostrándole unas cuentas de gastos exorbitadas en conceptos disparatados pero relacionados con el valor de los soldados, por ejemplo: en picos, palas y azadones, cien millones.