de origen converso de hebreo, portugués. El apellido evolucionó sutilmente desde Dinis hasta Donis y luego De Onís (según Antonio Domínguez Ortiz), lo que sugería una hidalguía asturiana, de Cangas de Onís, muy estimada, como las montañesas o las navarras. Considerado gallego, tiene armas distintas de las del apellido Onís, considerado castellano (Fernando González-Doria)1