Sucedió que hubo, seguiditos, dos años de pura prosperidad: una parición de las vacas como no se había visto desde mucho tiempo; otro tanto, en los mismos dos años en las majadas, lográndose sin esfuerzo casi todos los corderos; con unos pastizales que daba gusto y donde engordaron a más no poder novillos y capones; y a más de esto, alza general en los frutos, la lana por las nubes, los cueros a buenos precios y los animales gordos muy buscados.