Hallole Valeriano, y refiriole lo que había pasado con Cecilia, y después de haberle oído, el santo viejo se postró en el suelo, y alzando las manos al Cielo, y derramando muchas lágrimas de alegría, hizo oración al SeñorPedro Ribadenetra. De las vidas de los santos. Página 365. Editorial: Jaime Suria Editor.