El día anterior el profesor de matemáticas había llegado tarde a primera hora y los de primer curso de ESO habían montado un tangai impresionante. El rugido ensordecedor llegó hasta el laboratorio de la planta baja y los techos parecían desplomarse sobre todas las cabezas, pensantes o no, del instituto. Un aula de primates enfurecidos no hubieran organizado la que organizaron los angelitos.José Gijón Puerta & Estrella Fages. “Miguelitos en la niebla”. Mundo educativo: revista digital de educación. 2006.