Antigua arma de fuego de avancarga, antecesor del mosquete. Su uso estuvo extendido en la infantería europea de los siglos XV al XVII. A pesar de su longitud, el disparo era de corto alcance (apenas unos 50 metros efectivos), pero letal; a esa distancia podía perforar armaduras.
Ejemplo: convencido de que alguien andaba entre los árboles, hizo fuego con su arcabuz hacia donde se escuchaba el ruido[1]
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