el lugar se había convertido en uno de los menos confiables de la ciudad, a varios cuerpos de distancia de los bebederos de la Calle de Ayacucho, o de las chinganas del final de Calle de Zela.Patricio Jara. Prat. Página 20. Editorial: Santillana. 2014.
Ejemplo: Al lado de estos dos calaveras, Manríquez parece el más auténtico de todos, porque en la vida irregular de la chingana y de la medio pelo.