«Señor, vuestra merced non recele cosa que avenir pueda, que mi fazienda e persona está muy aparejada para vos ayudar e a los otros cavalleros buenos; e si todos fuesen tales como vos, poco nos durarían qualesquier que viniesen.» Anónimo (1999 [1498]) El baladro del sabio Merlín con sus profecías. Salamanca: CILUS, ¶1
«Nuestro Señor guarde a vuestra merced muy largos años como deseo.» de Cárdenas y Angulo, Pedro Jacinto (1947 [1651]) Advertencias o preceptos del torear. Madrid: Bibliófilos españoles, p. 95
«Señor Capitán, no esté vuestra merced tan triste, que en las guerras estas cosas suelen acaecer, y no se dirá por vuestra merced: Mira Nero, de Tarpeya, a Roma cómo se ardía…» Reyes, Alfonso (1992 [1946]) Letras de la Nueva España. México D.F.: Fondo de Cultura Económica, ¶143