En la "aparta" efectuada en El Trébol quedó contuso y desmayado de dolor el joven Manríquez; refugiado en la casa, el autor recuerda la medicina casera, el oficio de "aliñador" (más tarde llamado compositor, ortopedista rústico que cura por medios expeditivos las luxaciones y quebraduras de los huesos) y la médica, llamada popularmente "meica", que combina a los secretos de la medicina natural elementos de magia (t.I, p. 107 y sigs).Raúl Silva Castro. Historia crítica de la novela chilena, 1843-1956. Página 239. 1960.