De tundir.
Pase, compadre Roberto –gritó Margarita, secándose las manos, con un trapo, y enseguida estrechándoselas. —¿Qué lo trae? ¿Piensa darles una tunda? ¡Espléndido! Esperándolo estaba. Ahí le dejo la varilla.Teresa Hamel. Las causas ocultas. 1980.
Si puedes, incorpórala: ver cómo.