"De ahí, en definitiva, las acusaciones de satanismo o adoración al diablo que se lanzaron contra herejes, templarios, brujas y judíos". Álvarez Chillida, Gonzalo (2002) El antisemitismo en España. Madrid: Marcial Pons, p. 40 [1]
"¿Cómo ha de salir de esto una poesía nueva? ¿Ves ese pesimismo, ese trascendentalismo naturalista, ese orientalismo panteístico o nihilista, todo lo que antes recordabas tú como contrario a tus aspiraciones, pero reconociendo que eran fuentes de poesía a su modo? Pues todo ello lo diera yo por bien venido a España, a reserva de no tomarlo para mí, personalmente, y con gusto vería aquí extravíos de un Richepin, satanismos de un Baudelaire, preciosismos psicológicos de un Bourget, quietismos de un Amiel y hasta la procesión caótica de simbolistas y decadentes; porque en todo eso, entre cien errores, amaneramientos y extravíos, hay vida, fuerza, cierta sinceridad, y sobre todo un pensamiento siempre alerta... " Clarín (1989 [1887]) Apolo en Pafos. Barcelona: Promociones y publicaciones universitarias, p. 77–8
"Pero los rojos sentían la voluptuosidad del dolor ajeno, el deleite de atormentar las almas y las carnes de sus víctimas, la fruición satánica de aniquilar la vida y sembrar la muerte. Tales aspectos de la revolución marxista, aquellos casos de auténtico satanismo, deben imprimirse con vigorosa estampa en el papel y en la memoria para lección de las generaciones venideras, aunque muchos cómplices de ayer o estúpidos inconscientes quieran hoy encubrirlos u olvidarlos. " León, Ricardo (1941) Cristo en los infiernos. Madrid: s/e, p. 10