Cuando la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez en Chihuahua, sobre el Río Grande y frente a los Estados Unidos, cayó en manos de las fuerzas rebeldes en 1911, Porfirio Díaz se dio cuenta de que su tiempo había pasado. Al partir rumbo al exilio y la muerte en París advirtió que Madero había desatado a un tigre; faltaba ver si sabría dominarloCarlos Fuentes. El espejo enterrado. Página 325. Editorial: Fondo de Cultura Económica.