Del latín alium o allium, y este de etimología incierta. Algunos autores1 lo emparentan con el griego antiguo ἀλλᾶς (allãs, "aliñado"), aunque parece más probable la relación con ἄγλις (áglis, "diente de ajo"), y esta a su vez de γέλγις por metátesis23. El intento de otros de identificar una raíz protocelta *al-, "picante", resulta menos convincente.
"Entonces don Inocencio, sacristán de la iglesia, hacía tocar la campana a las dos o tres de la tarde; al oír la campana, don Braulio, según su humor, se quedaba callado, o si no, saltaba a la calle y echando ajos iba al corredor de la cárcel." Arguedas, José María (1935) "Agua". En: Flores, Ángel (1982) Narrativa hispanoamericana 1816-1981: historia y antología, vol. 4: La generación de 1940-1969. México DF: Siglo XXI, p. 233